Según su forma o hábito de crecimiento los pastos los podemos clasificar de la siguiente manera:
Pastos de crecimiento erecto: Crecen en forma perpendicular al suelo, en pastoreo son los de menor rendimiento en cuanto a cantidad de forraje, son más susceptibles a la aparición y crecimiento de muchas plantas arvenses; se recomienda no sembrar estas especies en terrenos pendientes, porque tienen poca cobertura y protección del suelo, y además, las praderas generalmente presentan ausencia de árboles, quedando el terreno muy expuesto a la erosión y al sobrepastoreo; los pastos de crecimiento erecto generan un sistema insostenible y degradador del suelo.
Pastos de crecimiento rastrero: Los tallos crecen paralelos al suelo, son de muy buena cobertura vegetal y más resistentes al pisoteo, compiten naturalmente con otras plantas, requieren de menor preparación del suelo (labranza mínima), hacen más persistente y sostenible la pradera y forman un colchón amortiguador que protege contra la compactación del suelo.
Estos pastos tienen tallos en estolón y en rizomas, se dice por lo tanto que su crecimiento es estolonífero.
Pastos de crecimiento semi erecto: Cuando el tallo no es totalmente erecto o rastrero y son pastos de crecimiento semi erecto o decumbente, son buenos para el pastoreo, por que cubren bien el suelo y resisten el pisoteo de los animales.
Un pasto también se puede clasificar según los rebrotes (retoños) o yemas que produce y la duración de su período vegetativo así:
Pastos semestrales: Nacen, crecen, florecen y mueren en menos de seis meses.
Pastos anuales o bianuales: Su período vegetativo es de uno o dos años.
Pastos perennes: Su período vegetativo es de permanente duración; en las regiones de la tierra donde no hay estaciones (verano, invierno, otoño y primavera) como en el trópico, estos pastos son los ideales para la producción ganadera.
Se dividen en:
Gramíneas
Se estima que existen en el mundo más de 10.000 especies y comprenden aproximadamente el 75 % de las plantas forrajeras. Se encuentran dentro de las plantas que mejor aprovechan el agua.
Las gramíneas son todas aquellas plantas de tallo hueco que florecen en forma de espiga como la caña, el maíz, la avena, el puntero, el angleton, el kikuyo, las gramas naturales, entre otros. Sus semillas poseen un solo cotiledón (monocotiledóneas).
El tallo es cilíndrico y hueco y con nudos y entrenudos, de las yemas de los nudos brotan las hojas.
Algunas gramíneas se reproducen mediante semilla sexual o cariópside, otras se propagan por medio de material vegetativo (cepas, tallos, estolones o rizomas) y otras se propagan de las dos formas.
Leguminosas
Se caracterizan por tener el fruto en forma de vaina (legumbre), como por ejemplo el fríjol, el guandul, el amor seco, el cañafístulo, entre otros. Son un valioso recurso como aporte de proteína en la alimentación animal.
Estas plantas contribuyen a mejorar la fertilidad del suelo, fijando el nitrógeno del aire por medio de bacterias del género rizobium, formando nódulos en las raices y el cual puede ser utilizado por las gramíneas asociadas para aumentar la producción de forraje y el contenido de proteína; además, contribuyen a que las praderas resistan por más tiempo los períodos de sequía.
Las leguminosas deben constituir de un 30 a 50% máximo del forraje disponible para los animales, ya que su exceso puede ocasionar problemas digestivos.
Según su hábito de crecimiento pueden ser bejucos o volubles y arbustivas o arbóreas.
Cuando se van a asociar gramíneas con leguminosas, debe tenerse en cuenta que su hábito de crecimiento (erecto o rastrero) sea diferente y de esta forma no compiten entre sí por nutrientes, espacios y luz.
Árboles forrajeros
Constituyen un inmenso potencial en las regiones tropicales del mundo, pero han sido poco estudiados y utilizados a pesar de ser un valioso recurso para la alimentación animal, para la captación de nitrógeno atmosférico, para protección de suelos susceptibles y erosionados, en la recuperación de cuencas hidrográficas y protección de nacimientos y fuentes de agua, ya que propician el desarrollo de la vida silvestre, proporcionan sombrío para los animales en pastoreo y sirven para establecer sistemas silvopastoriles y agrosilvopastoriles.
Se han clasificado cerca de 18.000 especies de leguminosas arbóreas en el mundo, la mayoría de ellas ubicadas en la zona tropical y subtropical.
Tomado del Bloque modular pastos y forrajes del SENA
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